Los eje de la meditación: 5 – La meditación del dar y recibir
Primer paso:
Estabilizamos nuestro cuerpo, nuestra respiración, nuestro sentir y nuestra mente.
Observamos nuestras propias sensaciones, percepciones, emociones y pensamientos que emergen en este momento, sin juzgar, sin generar opinar.
Segundo paso:
Aceptamos nuestra realidad, nuestro “yo normal”; convencional y formal; nos vemos con nuestras partes sensibles y las insensibles, nos vemos como huimos del sufrimiento, como buscamos el placer y la auto-satisfacción, y como buscamos nuestro propio interés. Así aceptamos nuestro “yo normal”.
Tercer paso:
Imaginamos y empalizamos con gente cercana o lejana, conocidos o no que estén en una situación de verdadero sufrimiento, nos ponemos en su piel, huyendo, sufriendo o separándose.
Cuarto paso:
Nos situamos fuera de nosotros y simplemente evaluamos quien se merece nuestra atención y ayuda. Vemos si nos sensibilizamos al sufrimiento ajeno imaginando la capacidad de nuestro corazón de estar presente, de acompañar de transmitir un poquito de paz y de Luz. Sólo sentir nuestra compasión y ternura para comprender mejor nuestro egoísmo y poder enfocar nuestra energía hacia el bienestar de los seres que sufren, eso
Evidentemente parece ser lo más justo, humano y satisfactorio.
Quinto paso:
Piensa ahora en alguien que jamás te haya hecho daño. Visualiza el estado que sientes y observa las anteriores visualizaciones, verás como tu corazón y tu mente se abren, respiran y logran una gran empatía con el sufrimiento de esas personas que inevitablemente están en muchas peores circunstancias que nosotros.
Sexto paso:
Intentar sentir ese sufrimiento en vuestra piel, se hace a veces insoportable e intolerable.
Para ayudar disminuir gradualmente ese sufrimiento inspirar con plena atención, ese sufrimiento, ya sea físico, emocional o mental y lo transformamos llevándolo hacia dentro de nuestro corazón de Luz que se encuentra totalmente abierto, luminoso y sensible; asumimos plenamente las causas y condiciones del sufrimiento ajeno, aspirándolo como humo negro que se disuelve completamente en nuestro corazón de compasión y sabiduría, de Luz.
Séptimo paso:
Sentir vuestras cualidades de amor, compasión, gozo y ecuanimidad como un estado luminoso de gran alegría y entregamos esa energía a esos seres que sufren.
Al espirar con plena atención, transmitimos nuestra calma, serenidad y felicidad. Surge el deseo de compartir ese estado y esas cualidades con esas personas menos agraciadas y procuramos visualizarlas y sentir su estado de contentamiento.
Octavo paso:
Inspiro tomando su sufrimiento y espiro deseando bienestar y tranquilidad a todas esas personas, para que encuentren su felicidad y su serenidad
Luego llevamos esa misma intención a nuestra realidad.
Inspirando y espirando nuestro propio sufrimiento y felicidad.
Luego lo trasladamos hacia un amigo que esté mal por cualquier causa: Inspiro tomando su sufrimiento y espiro deseando su bienestar y tranquilidad
Luego con otra persona más lejana, luego un desconocido, ampliando el radio de atención.
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