¿Por qué me habla mi cuerpo?
Quizás y paradójicamente nuestra primera gran equivocación es la de sentir a la enfermedad como una pérdida de armonía en vez de sentirla como la instauración de un equilibrio. Si somos capaces de diferenciar entre enfermedad y síntoma desplazaremos nuestra atención del plano corporal al plano psíquico, el único en el que la curación se hace posible.